El Viejo Don Augusto a sus ochenta
Se enamoró y no le da vergüenza
De una muchacha que no llega a treinta
Apenas veinte si saco la cuenta
Ha vuelto a caminar muy perfumado
El ha revuelto todo en el armario
Ha echado a la basura lo de diario
Podríamos decir que ha despertado
El viejo Don Augusto está distinto
Ha rejuvenecido sus instintos
Ha vuelto a sonreír por las mañanas
Y ha renacido sus antiguas ganas
Las cosas del amor y sus resquicios
El viejo don Augusto, ¿quién diría?
Se ocupa de su ropa cada día
Y hasta realiza un poco de ejercicios
La gente cuando pasa hace un murmullo
¿Cómo es posible que aquel anciano
se haya enamorado de un capullo
que pronto ha de escaparse de su mano?
No importa lo que diga la familia
No importa que se lleve su fortuna
El sabe que la vida es sólo una
Y hay que vivir, la fórmula es sencilla
Y si es que aquella mariposa vuela
Para vivir el mundo que le toca
El sabe que aún le queda abuela
Que vive sabiamente su derrota.
martes, 9 de octubre de 2007
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1 comentario:
maravilloza historia, de esas hay muchas solo que no las conocemos o no las damos a conocer, un abrazo .
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